#ElPerúQueQueremos

¿Por qué odiamos a Gareth Bale?

Tras una primera temporada redonda en el Real Madrid, el galés de los 100 millones es ahora señalado como el cáncer de la casa blanca.

Publicado: 2015-02-07

"El hombre de las finales". Nos dio la Copa del Rey con ese golazo ante el Barza, y metió el 2-1 de la Décima de Lisboa, en aquella sufrida final de Champions ante el Atleti. 22 goles y 18 asistencias registró Gareth Bale en su primer año vestido de blanco, y ahora resulta que lo odiamos. ¿Qué ha hecho este hombre de pronto?

Bale le costó 100 kilos al Madrid.  Es oficialmente el jugador más caro de la historia del fútbol.  Pero el debate de costo-beneficio que protagonizó el 2014 ya es (y siempre fue) irrelevante.  Con esa gloriosa temporada 2013-2014, la mejor del Real en años, cualquiera que cuestione la compra del correcaminos debe pisar tierra.  Pero este es otro año, y este es otro equipo.

En la temporada de la Décima, el Real Madrid tenía un juego distinto.  Se basaba principalmente en el despliegue de sus hombres rápidos, y en las contras que nadie había aprendido a parar.  Además de tener a Bale por el extremo derecho y a Cristiano Ronaldo por el izquierdo, el club tenía al fideo Di María atrás, otra bomba que se encargaba de empezar las corridas auspiciadas por Marcelo y los pivotes.  Tanto pique e intensidad en el ataque sin mirar atrás era factible gracias al genial Xabi Alonso.  El ahora jugador del Bayern Munich es un '6' chapado a la antigua, de esos plantados atrás, cuya contribución en el ataque involucra mayormente balones largos pero precisos.  El 4-3-3 que buscaba explotar la potencia de Bale, Cristiano y Di María era entonces una táctica segura, gracias al enorme trabajo defensivo de Xabi, y el sacrificio de Luka Modric y del mismo fideo.

Ahora es distinto.  Se fueron Xabi y Di María, y llegaron James Rodríguez y Toni Kroos para hacer un Real Madrid que, hasta el descanso por fin de año, lucía incluso mejor.  Pero Kroos no es Xabi.  El alemán, al igual que Modric, es un '6' de los de hoy.  De esos que se paran de a dos, para defender en caso de que el otro suba.  Kroos y Modric son de los mejores del mundo en esa tarea, pero necesitan pararse en la misma línea.  Ya desde ahí el 4-3-3 no aplica.

Si avanzamos en fila, nos toca ahora James e Isco. El primero fue la gran apuesta de este año, evidente tras su enorme Mundial y su precio (80k).  Pero James es naturalmente un mediapunta, y en un 4-3-3 con Bale, CR7 y Benzema adelante, al pobre colombiano le toca jugar atrás, de volante por izquierda, donde no se aprovecha su grandiosa llegada al arco rival.  Aun así, el muchacho lo hace muy bien, y se sacrifica en la defensa, como lo hacía Di María en la misma posición.  Esa entrega no la tiene Bale ni jugando en su sitio.

Ni si quiera Cristiano, la estrella del equipo cuya tarea prioritaria es el gol, es tan flojo para defender.  Bale no aporta absolutamente nada atrás, y a diferencia de Ronaldo, sus aportes ofensivos ya no superan tal coste de oportunidad.  Este año, el galés está particularmente egoísta (o ciego) en el ataque.  Cuando sus predecibles corridas logran crear peligro, Bale desaprovecha la ocasión de gol porque no pasa la bola. Y falla.  Desperdicio de su buena llegada, y desperdicio del gol fijo de Ronaldo o Benzema.

Isco pide a gritos un lugar en el once

El galés es un jugadorazo, claro que sí.  Pero su talento no sirve de nada en estos días, y mas bien perjudica la defensa, oportunidades de gol, y a jugadores como Isco, por ejemplo, que no entra en el once si Bale está.  El malagueño tiene hoy un nivel altísimo, que empezó desde la victoria ante el Barcelona, partido que Bale no jugó.  En ese entonces, una lesión había alejado al galés de las canchas por unas cuantas fechas, y el técnico Ancelotti tuvo que recurrir a un 4-4-2 que resultó fenomenal.  Con Cristiano lesionado en los últimos partidos, Carletto rescató ese sistema, y el Madrid recuperó el buen juego que había perdido a comienzos del 2015.  De hecho, el equipo lucía mucho más dominante que el de la época de Xabi y Di María.

Con el 4-4-2, el Madrid explota el juego de pases que su plantel actual domina.  Juegan Kroos y Modric juntos atrás , James se luce más cerca al arco por derecha, y normalmente Isco puede brillar por izquierda, ya que el sistema solo se usa si algún integrante de la BBC (Bale, Benzema, Cristiano) está ausente.  Si estos 3 están disponibles, el DT le da prioridad al tridente ofensivo, usualmente letal, pero demasiado caro ante equipos grandes, debido a sus huecos defensivos.  Si no, vean los resultados ante el Atlético de Madrid, el equipazo del 'Cholo' Simeone, a quien el Real no ha podido ganar en ni uno de los 6 partidos (4 derrotas y 2 empates) jugados después de la final de la Champions.  

En su primer año, Ancelotti logró manejar los egos del mejor plantel del mundo y consiguió los resultados que ningún otro entrenador había podido obtener en años.  Ahora debe sacar ese coraje para sentar a un jugador de la magnitud de Gareth Bale cuando es necesario.  Quizás podría también probar con Bale por izquierda en la línea de volantes del 4-4-2 para explotar su recorrido con su pierna fuerte y buscar opacar sus carencias defensivas.  Después de todo, ese era el lugar de Bale en el Tottenham, donde mostró el mejor nivel de su carrera.  En fin, el galés es joven y parece tener aún mucho que ofrecer al Madrid.  No se puede odiar a alguien que hace solo un año fue crucial en la conquista de Europa.  Sin embargo, en un Madrid ideal (donde James, Modric, Ramos, Pepe y Marcelo no están lesionados o inhabilitados), la única pieza que desentona es, de momento, Bale; y hace meses que Isco pide a gritos y buen juego el espacio en el once que se merece.  Pero bueno, la decisión es del técnico; y la opinión, de un simple hincha.



Escrito por

Nicolas Montoya

Estudiante de Economía y Comunicación. Melómano por naturaleza, cinéfilo por decisión. El fútbol también es mi pasión.


Publicado en

CALIENTABANCAS

Cuando el privilegio de jugar a la pelota no es factible, queda apreciar el arte desde afuera. La vista es muy bonita también.